Seis razones para viajar: ¡La vida es mejor cuando viaja!

Queremos inspirarle para que viaje (¡aún más!), pero esta ocasión vamos a hablar de sentimientos y deseos en vez de lugares y destinos.

Si ha estado pensando en hacer un viaje largo -de esos en los que lo mete todo en la maleta y se pone en camino, o incluso uno que le lleve a dar la vuelta al mundo- pero aún no se ha atrevido, continúe leyendo para conocer algunas razones convincentes que, sin duda, le animarán a hacerlo.

1. No se preocupe, cuando vuelva nada cambiará

Está acostumbrado a ver habitualmente a sus compañeros. Tiene un fuerte vínculo con su familia, su equipo de fútbol, sus comidas de los viernes por la noche y sus cafés o cervezas compartidos con ellos. También le preocupa que, si se toma unas vacaciones largas, todo haya cambiado y no reconozca a nadie cuando vuelva. Es posible. Sin embargo, será usted quien haya sufrido la transformación, no ellos. Lo más frecuente es que su transformación no haya sido tan importante como para que haya perdido el interés por las pequeñas cosas de la vida que antes lo llenaban. Todas ellas serán exactamente iguales a como eran antes de que se marchara.

2. Es una experiencia que no olvidará fácilmente

No será un viaje cualquiera; es una experiencia que lo obligará a enfrentarse tanto a lo desconocido como a usted mismo durante varios meses. Se cruzarán en su camino personas de otras naciones, orígenes, clases socioeconómicas, culturas, etc. Será testigo de una gran variedad de paisajes, así como de percances y experiencias que nunca olvidará. Algún día podrá contárselas a sus hijos y nietos si todas tienen final feliz.

3. Aumentará su autoconciencia

Los viajes largos por el mundo implican tanto desplazamientos externos como internos; se encontrará con muchas circunstancias desconocidas y difíciles. Lo pondrán a prueba experiencias tanto positivas como desagradables, como lugares que captan su interés e individuos de los que podría enamorarse, así como largas esperas en vehículos de tránsito destartalados, días muy calurosos, fríos o húmedos, y enfermedades. Por el camino, aprenderá cosas sobre usted mismo que no sabía que existían, y la experiencia moldeará su personalidad. Sin duda, mejorará.

4. Un método útil para romper el esquema

Debido a las estructuras sociales de hoy en día, a menudo nos encontramos atrapados en una rutina que nos ha vuelto anulados. La mayoría de las veces, no tenemos ni idea de cómo hemos llegado a esta situación, y estamos tan consumidos por ella que no nos planteamos ninguna otra forma de actuar. Aunque la rutina pueda resultarnos bastante beneficiosa y agradable, nunca está de más correr un pequeño riesgo y explorar un poco qué hay al otro lado. Si su hábito le produce malestar, no lo dude. Póngase la mochila al hombro y salga a explorar el mundo y a experimentar la vida. No tiene nada que perder, estamos seguros.

5. Sea receptivo a las ideas y culturas de los demás

Cuando viaja se encuentra con individuos cuyas culturas son enormemente diferentes de la suya. Y lo que es aún más enriquecedor, las costumbres de la gente que vive en los bosques tropicales del Sudeste Asiático no tienen nada que ver con las de la gente que vive en los bosques similares de Sudamérica. No intente esprintar demasiado rápido. Pase algún tiempo en cada lugar interactuando todo lo que pueda con los lugareños. Aunque el entorno sea increíble, lo que realmente se queda con usted es la experiencia que ha tenido con la gente.

6. Sólo porque es divertido viajar

Claro, ¿por qué no aceptarlo? Aunque no todas las personas pueden incluirse en esta afirmación, una parte considerable sí. Aparta los ojos de la pantalla del ordenador y se imagina en un lugar pintoresco lejos de sus problemas cuando las cosas en el trabajo lo superan. Cuando viaja, puede olvidarse de los problemas, conocer a gente maravillosa, contemplar paisajes impresionantes o lugares históricos fascinantes, degustar una deliciosa cocina variada, experimentar, vivir, etc. Está arraigado en nuestro ADN que los humanos somos nómadas por naturaleza, pues hemos vivido como tales desde que nacimos. Vivir es evolucionar, y evolucionar es moverse. Vivir es viajar.